jueves, 15 de noviembre de 2012

Por qué Blancanieves es una hija de la grandísima puta.


Érase una vez un reino en el que vivía una muchacha llamada Blancanieves que tenía entre 16 y 18 años con su padre (el rey) y con su madrastra (ya que, obviamente, al ser una princesa de cuento, su madre debe estar muerta para que adquiera más profundidad argumental.)
La muchacha se lo tenía más creído que una Miss de barrio obrero, mal hábito adquirido de su madrastra, la cual se había hecho más liftings que Isabel Preysler y consideraba, como lo más importante del mundo, que la belleza debía ser una meta a conseguir.
Cuando el padre de Blancanieves no quiso pagarle más operaciones a su madrastra, ésta le envenenó para cobrar la herencia y seguir estirándose la piel. Su obsesión por la belleza se convirtió en enfermedad, hasta el punto de querer asesinar a su hijastra por envidia.
La niña huyó al bosque encantado, temiendo ser violada y destripada por el asesino que su madrastra había contratado.
Hay que decir que Blancanieves era drogadicta y asidua al consumo de sustancias psicotrópicas, lo que le provocaba alucinaciones, esquizofrenia pasajera, crisis de ansiedad, manías persecutorias y la creencia de poder comunicarse con los animales. Cada vez que sufría de paranoia despertaba en un sitio distinto.
Cuando se despertó, se encontró con 7 hombres del tamaño de un san bernardo con cierto aspecto judío y uno de ellos se llamaba Tyrion o algo así.
El enano Punset, el más sabio dijo:
- Esto... mira no es por nada, pero te has cargado la puerta, te has meado en la alfombra, te has cagado en la escalera, te has acostado ocupando 4 de nuestras 7 camas y no has tenido la decencia ni de limpiarte. Aquí huele a mierda, no te conocemos de nada, nos hemos pegado 8 horas de pico y pala en la mina respirando plomo puro y estamos cansados así que dame una buena razón para que no te meta el pico en la garganta a lo deepthroat.
Blancanieves respondió:
- ¡Huyuyuyuyuuuuy! Esto no es bueno. Cuaaanto lo siento, veréis, mi madrastra quiere matarme, yo me he endronjado y he salido corriendo por el bosque y he acabado aquí...
+ Siento mucho que tu madrastra quiera despiezarte cual cerdo en siega del tocino, pero eso no es excusa para que irrumpas violentamente en casa ajena y lo llenes todo de pis y mierda. -Dijo Espabilado, uno de los enanos.
- Mirad esto. -Blancanieves se quitó la pechera del vestido- Son tetas.
+ ¡TETAAAAAAAAAS! -Gritaron 6 enanos al unísono, el 7º no pudo, pero a juzgar por el calcetín lleno de tierra que le hacía bulto en el pantalón pensaba igual que sus compadres.
- Sí, y si queréis verlas váis a tener que hacer todo lo que yo os diga, cumplir mis exigencias en cuanto a higiene y ordenar lo que os pida de ahora en adelante en esta casa de la cual yo me acabo de apropiar. ¿Ha quedado claro?
+ ¡TETAS! Digo... ¡cristalino!
Una vez zanjado el asunto, Blancanieves obligó a los 7 enanos a que le fabricaran una cama, a que se lavaran todos los días (amenazándoles con no dejarles comer lo que ellos mismos habían cazado previamente), a que le montaran fiestas y tocaran para ella mientras ella les hacía la cobra una y otra vez.
Mientras tanto, la madrastra de Blancanieves había descubierto que el cazador le había fallado, y tras condenarlo a muerte por Makumba, se disfrazó de vieja, envenenó un pepino y se dirigió al bosque. No le fué difícil encontrar el nuevo escondite de Blancanieves, pues las canciones de Camela retumbaban tanto en las lindes del bosque que los ciervos preferían hacer camping en las puertas del castillo de la madrastra. Sólo tuvo que dejar el pepino envenenado en el alféizar de la ventana y salir corriendo.
Cuando Blancanieves vió el pepino turgente y de considerable tamaño y grosor, comenzó con unos preliminares que ni Celia Blanco en "Las Lágrimas
de Eros". Lo lamió, mordió, chupó, deepthroateó hasta que el veneno hizo efecto y cayó al suelo entre violentos espasmos producidos por la excitación y el tóxico, quedando inconsciente y abocada a una más que estúpida muerte, digna de un especial de "1000 maneras de morir".
Cuando los enanos llegaron a la casa y vieron el percal supieron de inmediato lo que había sucedido y al grito de "¡VERGANZA!" acudieron raudos al castillo de la Madrastra malvada. Violaron a los guardias, mataron a sus doncellas (Espera, ¿Qué?) y se enfrentaron a la madrastra que, obviamente, era diestra (y zurda) en artes oscuras, malignas y de Nintendo. Fue una batalla épica, que culminó en la más alta de las torres, caía una incesante lluvia, se oían truenos en la lejanía, Jack Black tocaba un riff en una colina cercana. Los 7 hombrecitos se jugaron la vida, hasta que finalmente Mudito (que representa al proletariado español) le dió un pollazo en la cara a la madrastra y cayó de la torre, despeñándose en unas rocas y sirviendo, posteriormente, de alimento para 2 camadas de lobos.
Los 7 hombres se dieron cuenta de que quedaba feo dejar el cadáver de Blancanieves solo por más tiempo así que volvieron, sacaron la cama a la mitad del bosque (cuando convenientemente había dejado de llover) a llorarle y a decirle cuánto la querían y lo difícil que sería su vida sin ella.
De repente escucharon unos eructos de fondo, y unos pedos similares a las trompetas del infierno. Provenían de un politoxicómano que venía dando tumbos e iba hasta el culo de coca, a juzgar por los polvitos blancos que emanaban de su nariz y su preocupante irritación nasal.
Se acercó a blancanieves y al grito de "¡¿Qué pasa, jjjjjjuapa?!" le plantó un morreo, creando un tenso ambiente entre los allí presentes.
Unas partículas de coca aterrizaron en la nariz de Blancanieves, lo cual no sólo la hizo despertar de su letargo, sino que saltó a los brazos del yonki en un movimiento entre capoeira y hardcore punk y le comió la boca (y la nariz)
Los enanos, que habían arriesgado sus vidas por semejante persona vieron sus sueños y esperanzas resquebrajados y mirando a Blancanieves dijo Rencoroso:
- Blancanieves... Irrumpes en nuestra casa, cambiamos por tí, nos pegamos 8 horas diarias de mina para llegar a casa y soportar tus canciones y tocar para tí, nos jugamos la vida buscando venganza por tu asesinato, llevamos día y medio llorando por tu muerte, te fabricamos una cama, modificamos nuestra casa, que llevábamos viviendo en ella 40 años y no la habíamos cambiado ni una vez, y ahora viene uno y en 5 segundos le comes la boca, tú eres un poco hija de puta, ¿no crees?...
+ Huy, Rencoroso, no quise hacerles daño, os quiero a todos muchísimo, no sé qué haría sin vosotros, sois los mejores amigos que podría tener y espero que nuestra relación a partir de ahora no cambie porque os necesito (de momento, no sé hasta cuando, pero sé que será por un tiempo muy breve), pero él (al que acabo de conocer hace 15 segundos) tiene algo que vosotros no podéis darme.
- ¿El qué? -Contestaron al unísono los enanos.
+ ¿Pues el qué va a ser? ¡CABALLO!
Y Blancanieves se fue, dejando tirados a aquellos 7 hombres, aquella casa que modificaron para ella, aquellos sentimientos y sueños resquebrajados por un hombre que llegó y en 5 minutos le dio lo que ella específicamente necesitaba en ese momento concreto de forma completamente involuntaria... Lo único que quedaría de ella sería un recuerdo, un pepino reseco, una meada en la alfombra y un mojón en la escalera.
Moraleja: Blancanieves era una hija de la grandísima puta oportunista, egoísta, con aires de diva y la persona más desconsiderada jamás creada.
Puede que este cuento lo haya hardcorizado un poco pero en el fondo si veis la película captaréis la misma idea que yo.
No existen las princesas. Ni los cuentos. Tan sólo existen zorras oportunistas a las que encontrarás e involuntariamente les darás algo que ellas buscaban específicamente en ese momento concreto hasta el momento en que desistas de buscar princesas y encuentres a una plebeya que te haga feliz. Pero tal vez me equivoque.

sábado, 28 de enero de 2012

16 minutos.

¡Qué capacidad para olvidar tienes, mujer! Te ha durado mi cariño bien poco. Ahí está, tirado en la cuneta de la avenida del "Ya nunca podrá ser".

Hay tantas y tantas historias que podrían haber contado de nosotros. Me hubiera gustado contarle al mundo cómo nos conocimos, cómo crecimos como personas a través de nuestra compañía. Cómo nos gustaba asustarnos viendo películas de miedo. 

Me hubiera gustado contar nuestras anécdotas. Cómo fingía asustarme de cualquier cosa por hacerte sonreír. O tirarme hasta altas horas de la mañana, fingiendo que no te quería, fingiendo que eras una amiga tan sólo por sacarte de tu infierno. Contándote mis aventuras y desventuras... haciendo sufrir a tus vecinos con tus carcajadas...

Pero ¡qué facilmente lo has olvidado!

Es cuanto menos irónico... Estuve dispuesto a olvidar mi infierno por llevarte al cielo y llegaste tú y me devolviste a su fuego de la forma más cruel...

Me siento como un adolescente frustrado... Me encantaba cuando abrías la veda y cazaba tus besos como podía. Cuando te abrazaba y el aire y el mundo olía a tí... sonaba como tú... eras tú...
Cuando me mirabas y cambiábamos de polaridad... Unas veces positiva... otras veces negativa... pero siempre me atraías. Éramos pura física...

Pero claro... eso tú lo has olvidado ya.

domingo, 22 de enero de 2012

La luna nunca ha estado tan triste.


Se dio la vuelta y abrió la puerta. Ni siquiera se giró para mirarme.
Cuando la puerta se cerró, ocultando su figura tras un muro de cemento y madera, supe que aquella noche volvería a ver esa misma escena en mi desvelo. No me equivocaba.
La madrugada llegó como llega el invierno a las hojas verdes y se agarró el insomnio a mí como una quinceañera enamorada. Aún recuerdo cómo brillaba la luna a través de los cristales de mi ventana mientras miraba al infinito, con la esperanza de encontrarte allí.
Había cargado el aire con mis pensamientos y sonaba una suave "Tristesse" de Chopin en mis altavoces. Pocas veces en la vida me he sentido tan débil.
Hemingway dijo una vez que los hombres no están hechos para la derrota. Que podrías ver a un hombre destruído, pero no a un hombre derrotado. No sabía si darle la razón o discrepar con todo el respeto que me permitieran mis confusas ideas sobre la derrota.
Empecé a asimilar a regañadientes que te habías ido sin intentar siquiera comprender por qué. Tus ideas y las mías siempre han divergido, no hay quien te entienda.
Escribo esto ahora porque tal vez, y eso espero, mañana esté lo suficientemente feliz y cuerdo como para pensar que estas palabras son estúpidas y arrepentirme de haberlas escrito pero ahora, en este momento, en este universo... Tenía que escribir que la luna nunca ha estado tan triste en mi cielo nocturno.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Como las hojas de un árbol

Como las hojas de un árbol, así es mi vida.

Me levanto en la copa del más alto de los árboles, con el verdor del césped húmedo de la primavera. Y es en la primavera donde empieza mi día.

Pongo los pies en el suelo y, como siempre, pienso: "Hoy va a ser un gran día". Optimismo, así lo llaman.

Me miro en el espejo y sonrío, y me sale una mueca burlona. Ni yo me lo trago, pero me esfuerzo. Aprieto los puños, echo los hombros atrás y respiro mirando a los ojos a mi reflejo. Me echo agua en la cara, como si el agua pudiera arrastrar y llevarse lo que tengo en mi cabeza. De entre todas las palabras que se cruzan en el río de mis ideas pesco un "Buenos días" y me desperezo.

Sin ponerme las gafas desayuno mirando al infinito mientras la niebla mañanera de quien ha dormido poco no me deja ver bien qué demonios estoy pensando.

Y llega el verano, el descontrol, y en mi costillar resuenan tambores de guerra. Me siento delante de mi pantalla y busco cualquier rastro de tí, pero aún no te has despertado. Normal... Al menos Morfeo te da una dulce tregua.

Quiero escribir, pero no me salen las palabras... Y entonces aparece mi mente serena, la que siempre llega cuando más perdido estoy y me dice:

"¿Te doy un consejo? Camina.
Camina como Lázaro por las calles, con la melodía que tengas en tus auriculares o bien escuchando el sonido que hace la gente al caminar y los ruidos sinfónicos de la urbe.
Camina mirando al frente porque andar hacia atrás no sólo es complicado de por sí, sino que puedes estrellarte con algo que antes viste cuando te lo cruzabas pero que ahora no ves. Y es estúpido golpearte con algo que ya has conseguido esquivar.
Camina sin rumbo, tan sólo con la idea de ir a donde tus pies te digan porque de eso se trata, ya has estado donde tu cabeza ha querido, donde tu corazón ha querido y ahora le toca el turno a tus pies.
Camina por la acera, por la carretera, por el campo, por un camino pedregoso porque de todo te vas a encontrar en este camino y no va a ser tu cabeza sino tus pies quien te lleve ahí. Cuanto antes se acostumbren a cambiar de camino antes te acostumbrarás tú a hacer lo mismo."
Y camino... camino procurando hacer caso omiso de mis ideas y pensar en los acordes que entran por mis oídos y en los rasgueos de una guitarra. Tarea inútil. Soy tan débil...

Entro a mi cuarto con una sonrisa y me conecto buscando sonrisas y encuentro otros poetas, otras rimas, otros versos, otras locuras y entro en el otoño...

Desaparece mi clorofila en suspiros, el bálsamo de risa y optimismo que me recubre.

De repente desearía odiarte. Y de repente te quiero. Y en un vaivén sinusoidal me encuentro. Mi cabeza y mi corazón no quieren saber nada el uno del otro y en la mitad de la contienda estoy yo, buscando la cordura en el reflejo de un loco. Y en el clímax de semejante desbarajuste me caigo de la copa, de la estabilidad del tronco que me sujetaba, y bailo con el viento dando vueltas, a veces arriba... otras veces abajo.

Y llega la noche, y con ella el invierno, el frío y la tormenta. Poco a poco el árbol en el que habitaba pierde su vida y su verdor. Y es entonces, cuando la poesía arrastra a mi hoja hasta su final en la tierra, las palabras se ordenan y puedo escribir. Está claro que cuando muere mi sonrisa, nace una triste melodía lírica en mi ser.

Cuando me entrego a Morfeo caigo al suelo como una hoja seca, con una poesía escrita y tan sólo hay un pensamiento que me permite cerrar los ojos...

Mañana habrá una primavera.


lunes, 29 de agosto de 2011

12 hombres sin piedad

Normalmente no suelo escribir un espacio acerca de una película pero hoy pienso saltarme el protocolo. Hoy he visto "12 hombres sin piedad" una película que llegó a España en 1958 y un must-view para los buenos cinéfilos.

La película está basada en una obra de teatro.

El argumento puede parecer simple: Un hombre es acusado por asesinar a su padre y corresponde a un jurado formado por 12 hombres el deber de decidir si mandarlo a la silla eléctrico o dejarlo en libertad. La película muestra cómo los prejuicios y a veces el deseo de encajar afectan a las decisiones humanas y cómo la verdad siempre prevalece ya que no es tan fácil jugar con la vida de un hombre.

Entre los grandísimos actores que aparecen en escena, es el famosísimo Henry Fonda el que más destaca, siendo el desencadenante de un profundo debate entre el sentido común y la verdad y lo que se puede pensar de una persona sin conocerla.

Recomiendo muy mucho que se vea.

jueves, 25 de agosto de 2011

Hoy te vi.

Hoy te vi, y todo había cambiado...

Recuerdo con nostalgia cómo al pasar a tu lado sentía como si una docena de caballos trotara por mi costillar. También cómo me esforzaba por andar indiferente, con la cabeza en alto, para que no vieras cómo por dentro me hervía la sangre viéndote sin verte. No sabes lo difícil que es controlar tus pies en esas situaciones.

Sí, los recuerdos son como las hojas que, al llegar el otoño, pierden todo su color y se convierten en cobrizos vestigios de lo que una vez fueron y nunca volverán a ser. Tú has perdido todo tu verdor y lo único que queda de ti está en mis raíces.

Hoy te vi, y todo había cambiado...

No hay impulsos ni temblores, hasta mi corazón respetaba el límite de velocidad, será que me he acostumbrado a tu ausencia y quizás la sienta hasta placentera.
Sin embargo voy a permitirme el lujo de pedirte que te vayas, que te alejes tú y tu endemoniada hermosura de maniquí y que no vuelvas siquiera por donde aún queden mis huellas.

Tanto me ha costado olvidarte, tanto me ha costado andar con rencor y palabras no dichas en la mochila que si tengo clara una cosa es que no quiero volver a hacerlo.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Mi primera clase de Electrónica analógica

Mierda... son las 18.39, ¡¡¡ya llego tarde!!! Al abrir la puerta, el silencio era sepulcral, no habían alumnos, tan sólo una manada de corderos asustados mirando a la figura de un hombre con melena y gafas que, con voz de locutor de radio, inculcaba el miedo en nuestros pobres corazones de estudiantes de Telemática.

Al escuchar su voz, todos tuvimos una premonición, una premonición en la que, en un futuro no muy lejano, seríamos capaces de cagar unos truños del tamaño de un gusiluz. Sentiríamos una dilatación en el esfínter bestial.

Pronunció las palabras perdidas: "Teneis que controlar análisis de circuitos y electrónica básica perfectamente porque yo las doy por sabidas". Pensando en el 5 por los pelos que saqué en la primera y en la convocatoria perdida de la 2ª, sentí una contracción en el intestino grueso que empujó con brutalidad mi sustancia marrón hacia abajo, una terrible cagada era inminente.

Al explicar cómo serían las prácticas sentí que ni Frodo, ni Lara Croft, ni Atreyu se habrían podido enfrentar a semejante hazaña épica en la busca del aprobado. Sentí mas miedo de los osciloscopios y fuentes que el maricón del niño de Terminator.

Como coletilla dejó: "No os digo el porcentaje de aprobados porque no quiero desanimaros". Gracias, en serio, pero creo que me desanimé en el momento en que tu imagen llegó a mi cerebro a través de mis retinas, so cabrón.

En la ronda de preguntas tuve que controlar mi impulso de preguntarle que qué coño come para ser tan sumamente hijo de puta, que su nivel de cabronería e hijoputez no conoce límites, ¿es que sus padres no le querían de chico? ¿nunca te han dado petit suís? Para alguien que tiene la pinta de un malo imbécil de nickelodeon, deberías sentirte halagado por estar en peritos dando clase de algo que, seguramente, no voy a utilizar en mi vida laboral porque suponiendo que ocurra el milagro de que apruebe tu asignatura, tengo claro que voy a salir de peritos odiando la circuitería y que, si alguien me pidiera que aplicara mis conocimientos de electrónica en la vida real, probablemente sería alguien que buscara una destrucción irremediable e irreversible.

Pensando en esto, me gustaría saber en qué voy a poder aplicar, en la vida real, mis pésimos conocimientos de Fourier, de programación y de números complejos y, con esto, me gustaría saber quién coño me echó la mierda en el cubata que me hizo decidir hacer telemática. Creo que solo sirvo como mático y que el Tele va a ser un adorno en mi currículum.

Si hay algo que me consuela, aunque sea algo ínfimo, es que sé que nunca llegarás a tirarte a la flory. Jódete, Manuel Fuentes.