Érase una vez un reino en el que vivía una muchacha llamada Blancanieves que tenía entre 16 y 18 años con su padre (el rey) y con su madrastra (ya que, obviamente, al ser una princesa de cuento, su madre debe estar muerta para que adquiera más profundidad argumental.)
La muchacha se lo tenía más creído que una Miss de barrio obrero, mal hábito adquirido de su madrastra, la cual se había hecho más liftings que Isabel Preysler y consideraba, como lo más importante del mundo, que la belleza debía ser una meta a conseguir.
Cuando el padre de Blancanieves no quiso pagarle más operaciones a su madrastra, ésta le envenenó para cobrar la herencia y seguir estirándose la piel. Su obsesión por la belleza se convirtió en enfermedad, hasta el punto de querer asesinar a su hijastra por envidia.
La niña huyó al bosque encantado, temiendo ser violada y destripada por el asesino que su madrastra había contratado.
Hay que decir que Blancanieves era drogadicta y asidua al consumo de sustancias psicotrópicas, lo que le provocaba alucinaciones, esquizofrenia pasajera, crisis de ansiedad, manías persecutorias y la creencia de poder comunicarse con los animales. Cada vez que sufría de paranoia despertaba en un sitio distinto.
Cuando se despertó, se encontró con 7 hombres del tamaño de un san bernardo con cierto aspecto judío y uno de ellos se llamaba Tyrion o algo así.
El enano Punset, el más sabio dijo:
- Esto... mira no es por nada, pero te has cargado la puerta, te has meado en la alfombra, te has cagado en la escalera, te has acostado ocupando 4 de nuestras 7 camas y no has tenido la decencia ni de limpiarte. Aquí huele a mierda, no te conocemos de nada, nos hemos pegado 8 horas de pico y pala en la mina respirando plomo puro y estamos cansados así que dame una buena razón para que no te meta el pico en la garganta a lo deepthroat.
Blancanieves respondió:
- ¡Huyuyuyuyuuuuy! Esto no es bueno. Cuaaanto lo siento, veréis, mi madrastra quiere matarme, yo me he endronjado y he salido corriendo por el bosque y he acabado aquí...
+ Siento mucho que tu madrastra quiera despiezarte cual cerdo en siega del tocino, pero eso no es excusa para que irrumpas violentamente en casa ajena y lo llenes todo de pis y mierda. -Dijo Espabilado, uno de los enanos.
- Mirad esto. -Blancanieves se quitó la pechera del vestido- Son tetas.
+ ¡TETAAAAAAAAAS! -Gritaron 6 enanos al unísono, el 7º no pudo, pero a juzgar por el calcetín lleno de tierra que le hacía bulto en el pantalón pensaba igual que sus compadres.
- Sí, y si queréis verlas váis a tener que hacer todo lo que yo os diga, cumplir mis exigencias en cuanto a higiene y ordenar lo que os pida de ahora en adelante en esta casa de la cual yo me acabo de apropiar. ¿Ha quedado claro?
+ ¡TETAS! Digo... ¡cristalino!
Una vez zanjado el asunto, Blancanieves obligó a los 7 enanos a que le fabricaran una cama, a que se lavaran todos los días (amenazándoles con no dejarles comer lo que ellos mismos habían cazado previamente), a que le montaran fiestas y tocaran para ella mientras ella les hacía la cobra una y otra vez.
Mientras tanto, la madrastra de Blancanieves había descubierto que el cazador le había fallado, y tras condenarlo a muerte por Makumba, se disfrazó de vieja, envenenó un pepino y se dirigió al bosque. No le fué difícil encontrar el nuevo escondite de Blancanieves, pues las canciones de Camela retumbaban tanto en las lindes del bosque que los ciervos preferían hacer camping en las puertas del castillo de la madrastra. Sólo tuvo que dejar el pepino envenenado en el alféizar de la ventana y salir corriendo.
Cuando Blancanieves vió el pepino turgente y de considerable tamaño y grosor, comenzó con unos preliminares que ni Celia Blanco en "Las Lágrimas
de Eros". Lo lamió, mordió, chupó, deepthroateó hasta que el veneno hizo efecto y cayó al suelo entre violentos espasmos producidos por la excitación y el tóxico, quedando inconsciente y abocada a una más que estúpida muerte, digna de un especial de "1000 maneras de morir".
Cuando los enanos llegaron a la casa y vieron el percal supieron de inmediato lo que había sucedido y al grito de "¡VERGANZA!" acudieron raudos al castillo de la Madrastra malvada. Violaron a los guardias, mataron a sus doncellas (Espera, ¿Qué?) y se enfrentaron a la madrastra que, obviamente, era diestra (y zurda) en artes oscuras, malignas y de Nintendo. Fue una batalla épica, que culminó en la más alta de las torres, caía una incesante lluvia, se oían truenos en la lejanía, Jack Black tocaba un riff en una colina cercana. Los 7 hombrecitos se jugaron la vida, hasta que finalmente Mudito (que representa al proletariado español) le dió un pollazo en la cara a la madrastra y cayó de la torre, despeñándose en unas rocas y sirviendo, posteriormente, de alimento para 2 camadas de lobos.
Los 7 hombres se dieron cuenta de que quedaba feo dejar el cadáver de Blancanieves solo por más tiempo así que volvieron, sacaron la cama a la mitad del bosque (cuando convenientemente había dejado de llover) a llorarle y a decirle cuánto la querían y lo difícil que sería su vida sin ella.
De repente escucharon unos eructos de fondo, y unos pedos similares a las trompetas del infierno. Provenían de un politoxicómano que venía dando tumbos e iba hasta el culo de coca, a juzgar por los polvitos blancos que emanaban de su nariz y su preocupante irritación nasal.
Se acercó a blancanieves y al grito de "¡¿Qué pasa, jjjjjjuapa?!" le plantó un morreo, creando un tenso ambiente entre los allí presentes.
Unas partículas de coca aterrizaron en la nariz de Blancanieves, lo cual no sólo la hizo despertar de su letargo, sino que saltó a los brazos del yonki en un movimiento entre capoeira y hardcore punk y le comió la boca (y la nariz)
Los enanos, que habían arriesgado sus vidas por semejante persona vieron sus sueños y esperanzas resquebrajados y mirando a Blancanieves dijo Rencoroso:
- Blancanieves... Irrumpes en nuestra casa, cambiamos por tí, nos pegamos 8 horas diarias de mina para llegar a casa y soportar tus canciones y tocar para tí, nos jugamos la vida buscando venganza por tu asesinato, llevamos día y medio llorando por tu muerte, te fabricamos una cama, modificamos nuestra casa, que llevábamos viviendo en ella 40 años y no la habíamos cambiado ni una vez, y ahora viene uno y en 5 segundos le comes la boca, tú eres un poco hija de puta, ¿no crees?...
+ Huy, Rencoroso, no quise hacerles daño, os quiero a todos muchísimo, no sé qué haría sin vosotros, sois los mejores amigos que podría tener y espero que nuestra relación a partir de ahora no cambie porque os necesito (de momento, no sé hasta cuando, pero sé que será por un tiempo muy breve), pero él (al que acabo de conocer hace 15 segundos) tiene algo que vosotros no podéis darme.
- ¿El qué? -Contestaron al unísono los enanos.
+ ¿Pues el qué va a ser? ¡CABALLO!
Y Blancanieves se fue, dejando tirados a aquellos 7 hombres, aquella casa que modificaron para ella, aquellos sentimientos y sueños resquebrajados por un hombre que llegó y en 5 minutos le dio lo que ella específicamente necesitaba en ese momento concreto de forma completamente involuntaria... Lo único que quedaría de ella sería un recuerdo, un pepino reseco, una meada en la alfombra y un mojón en la escalera.
Moraleja: Blancanieves era una hija de la grandísima puta oportunista, egoísta, con aires de diva y la persona más desconsiderada jamás creada.
Puede que este cuento lo haya hardcorizado un poco pero en el fondo si veis la película captaréis la misma idea que yo.
No existen las princesas. Ni los cuentos. Tan sólo existen zorras oportunistas a las que encontrarás e involuntariamente les darás algo que ellas buscaban específicamente en ese momento concreto hasta el momento en que desistas de buscar princesas y encuentres a una plebeya que te haga feliz. Pero tal vez me equivoque.
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