Ya han pasado dos eternidades y yo esperando a que no pase absolutamente nada, leyendo novelas románticas donde todo es dulce, metiéndome en una burbuja de autocompasión donde se está en la gloria.
Leo y oigo tus palabras y me pierdo en mi propio paraíso donde soy el único que te escucha, el único que te entiende. Estás tan cerca de él, a sus puertas, y te niegas a entrar. Qué pena. No puedo darte ambrosía de mi paraíso, para ti es insípida, pero te puedo invitar a un café por la tarde, cuando las luces ya se hayan encendido.
Odio que digas que estás sola, en mi mundo estoy contigo, a tu lado. Si no te cojo la mano es porque tengo que agarrar esos momentos para que no se me escapen de las manos y cuesta una barbaridad. Te escribo mil mensajes con las mismas palabras: "Te Quiero", pero al final nunca las envío. Te digo tantas cosas sin decirte nada...
Pero tú cómo vas a saberlo
No hay comentarios:
Publicar un comentario